domingo, 24 de agosto de 2014

Rueda de la fortuna

Tu mundo sigue avanzando mientras yo te miro desde fuera como observando una rueda de la fortuna que avanza tan rápido que no puedo subirme.

Tu mundo tiene sus propios tiempos, sus prioridades intactas, cada pieza bien armada como un puzzle perfectamente ensamblado que no necesita ni una sola pieza extra.

Y yo te observo desde fuera esperando que desvíes la mirada y seas capaz de verme. 

Y extraño nuestro acuerdo implícito que yo asumí sin permiso; extraño ese mundo que armábamos aquellos días de los que tan sólo tú y yo teníamos absoluta conciencia, el sonido del mar, el viento soplando con fuerza y la luz de la luna acompañada de las canciones que al final aprendí casi de memoria.

Y no dejo de observarte sobre la rueda girando con rapidez con la esperanza de que me veas y estires tu mano para tomar la mía y finalmente termines con este silencio que no comprendo.

No comprendo este repentino silencio del cual finalmente también me hice parte.