viernes, 11 de abril de 2014

Días cómo hoy.

Hay días en los que logro mirar un poco más adelante. En los que la luz despeja el camino como la niebla que desaparece con la llegada del aire seco .... Y hay días cómo hoy. 

Ese constante avanzar y retroceder. Esa constante lucha contra la mirada fría y esa idea de que mi lugar nunca volverá a ser tal. Ese constante deseo de querer cerrar los ojos y de perder la capacidad de oír en el momento preciso.

Tal vez perdí mucho mas de lo que puedo estar recuperando. La soledad se amplifica y envuelve cada rincón de mi vida. 

Aún me siento un poco coja; aún no me siento completamente de pie. 

Me hablan del sentido de todo esto, de que de la otra forma no encontraría la felicidad (ese concepto tan manoseado), de que merecía más, de olvidar como si fuera simple y rápido como el abrir y cerrar de ojos... ¿Merecer qué? ¿Cual sentido?

Vivir por inercia, casi por obligación, por el tan sólo hecho de estar viva. Vivir con la esperanza y el más profundo deseo de que esto finalmente se disipará algún día. Vivir con la esperanza de que el tiempo y la costumbre ayudarán.

Canciones olvidadas, caminos divididos. Miradas juiciosas, expresiones de burla. 

Felicidad superficial y temporal. 

miércoles, 9 de abril de 2014

Desilusión

Ya no quiero envejecer junto a alguien.
Ya no quiero mirar atrás ni a mi alrededor.
Ya no quiero sentir la incomodidad, el olvido y ese golpe en el pecho que me lanza hacia atrás cuando siento que comienzo a avanzar.
Ya no quiero tener los ojos tan abiertos, los sentidos tan alerta ni la capacidad de comprender lo que pasa a mi alrededor.

A veces quisiera ser un poco ciega.

Mis risas estruendosas tienen algo de verdad y también un poco de mentira. Mis sonrisas son honestas y a la vez esconden ese deseo de no tocar fondo.

La expresión de dureza en mi rostro esconde el dolor, la decepción, la rabia.

Las frases de buena crianza envuelven la necesidad de seguir adelante, de lograr la casi imposible tarea de borrar, de pretender. 

Ya no quiero volver a tocar fondo.
Ya no quiero volver a creer, a escuchar, a entregar.
Ya no quiero volver a dar al punto de quedar con las manos vacías, y los bolsillos llenos de mentiras cuyo envoltorio era el de ilusiones, sueños y promesas finalmente negadas.

No quiero volver a escuchar esa voz, esa risa escandalosa. No quiero ver esa expresión a veces dura y otras veces de falsa consideración. 

No quisiera desaparecer; tampoco quiero compartir el mismo aire. 

Quisiera alargar los breves momentos de honesta felicidad que experimento a ratos. Quisiera que se quedaran, que no volvieran a irse y que de paso me trajeran de regreso.

Quisiera reír como lo hacía antes, transitar sin miedo como lo hacía antes de embarcarme en el mas grande error. Quisiera ser yo nuevamente, regresar, borrar, olvidar.