miércoles, 9 de abril de 2014

Desilusión

Ya no quiero envejecer junto a alguien.
Ya no quiero mirar atrás ni a mi alrededor.
Ya no quiero sentir la incomodidad, el olvido y ese golpe en el pecho que me lanza hacia atrás cuando siento que comienzo a avanzar.
Ya no quiero tener los ojos tan abiertos, los sentidos tan alerta ni la capacidad de comprender lo que pasa a mi alrededor.

A veces quisiera ser un poco ciega.

Mis risas estruendosas tienen algo de verdad y también un poco de mentira. Mis sonrisas son honestas y a la vez esconden ese deseo de no tocar fondo.

La expresión de dureza en mi rostro esconde el dolor, la decepción, la rabia.

Las frases de buena crianza envuelven la necesidad de seguir adelante, de lograr la casi imposible tarea de borrar, de pretender. 

Ya no quiero volver a tocar fondo.
Ya no quiero volver a creer, a escuchar, a entregar.
Ya no quiero volver a dar al punto de quedar con las manos vacías, y los bolsillos llenos de mentiras cuyo envoltorio era el de ilusiones, sueños y promesas finalmente negadas.

No quiero volver a escuchar esa voz, esa risa escandalosa. No quiero ver esa expresión a veces dura y otras veces de falsa consideración. 

No quisiera desaparecer; tampoco quiero compartir el mismo aire. 

Quisiera alargar los breves momentos de honesta felicidad que experimento a ratos. Quisiera que se quedaran, que no volvieran a irse y que de paso me trajeran de regreso.

Quisiera reír como lo hacía antes, transitar sin miedo como lo hacía antes de embarcarme en el mas grande error. Quisiera ser yo nuevamente, regresar, borrar, olvidar.

2 comentarios:

  1. Hermoso, sobre todo porque la mayoría llegamos a pensar esto, en determinados momentos.
    Me encanto felicidades por tu blog esta genial :D

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